Bienvenida la reforma monetaria en Cuba
Los cambios permitirán que las personas compren cualquier producto a la venta, sin hacerlos más asequibles.
Bienvenida la reforma monetaria en Cuba
Los cambios permitirán que las personas compren cualquier producto a la venta, sin hacerlos más asequibles.
Los cubanos han acogido con satisfacción la decisión de eliminar un sistema impopular de doble moneda, pero están dudosos que la medida ayude a resolver los problemas económicos.
Cuba cuenta con dos unidades monetarias, el peso normal y el “peso convertible”. El gobierno fija la última 1 a1 con el dólar de Estados Unidos, y se utiliza sobre todo en el sector turístico, el comercio exterior y en las tiendas de alta gama. El peso normal se sitúa actualmente en 26.5 por dólar, aunque en realidad no es convertible.
Como primer paso en la transición por etapas, las tiendas que ahora sólo aceptan pesos convertibles estarán obligadas a aceptar pagos con el pesos normal, en un tipo de cambio fijado en 25 a uno. Eso le permitirá a cualquiera ir de compras en las tiendas de las que fueron excluidos anteriormente, pero no significa que será capaz de permitirse el lujo de comprar cosas.
La nueva política está orientada hacia una convergencia entre las dos monedas, aunque el gobierno no parece estar planeando terminar con la flotación libre de la unidad plenamente convertible. Un artículo publicado en el diario oficial Granma señala que las autoridades estaban apuntando a lograr la unificación monetaria, mientras controlaban otros factores como la productividad económica y los sistema de distribución y redistribución en Cuba.
La segunda moneda, el peso convertible, se introdujo en 1994 para proporcionar un vehículo monetario para el comercio con el resto del mundo -un papel informal que desempeñó el dólar estadounidense antes de esa fecha. Mientras tanto, el Estado era capaz de seguir controlando los precios y los salarios mediante el establecimiento de un valor fijo para la moneda.
La política resultó, sin embargo, en un gran resentimiento entre la población cuya paga era en una moneda que no podía utilizar para comprar bienes importados.
La situación ha sido comparada con un “apartheid económico” por Magdelivia Hidalgo, fundadora y portavoz de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales, FLAMUR, un grupo cubano que ha estado impulsando una campaña llamada “Con la misma moneda”.
Entre 2007 y 2010, FLAMUR recabó 40, 000 firmas en una petición a favor de que los pesos fueran aceptados en todas las tiendas de Cuba. La petición fue presentada ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, y los miembros del grupo creen que ayudó a dar forma al cambio.
“Aunque el gobierno no reconozca nuestra participación, el pueblo sabe de nuestras acciones y ha firmado nuestras peticiones” expresó Pérez Montes de Oca, miembro de FLAMUR en el municipio de Guanabacoa al este de La Habana.
Los cubanos están satisfechos con la perspectiva de la reforma. Algunos confían en que mejorará el poder adquisitivo del dinero en sus bolsillos.
“Esto va a lograr que la moneda nacional -pesos cubanos (CUP)- adquiera más valor y conducirá a el aumento salarial”,dijo Miguel Fernández, un residente de 41 años de edad, de La Habana.
Adonis Villavicencio, de 35 años añadió: “Es un comienzo positivo buscar que en el país circule una sola moneda”. Lograr que el turista compre en las tiendas con el CUP y pague en los centros turísticos con la misma moneda es un gran avance. Se logrará darle valor a la moneda nacional algo que perdió con la dualidad monetaria”.
El economista Osmel Quintana fue uno de los que alertó que la reforma monetaria no puede por sí misma llevar a una mayor prosperidad.
“Para poder tener un buen resultado hay que tener un buen respaldo económico, el Producto Interno Bruto (PIB) del país, por ejemplo, no está al mínimo de lo que requiere la estrategia”.
Otros, también, se han dado cuenta que los bienes no serán más asequibles cuando los precios se conviertan a pesos.
“No va a cambiar nada. Van a poner tiendas en moneda nacional pero con el valor del peso convertible”, asegura Ángela Penin, una residente de La Habana de 45 años. “Es lo mismo pero con una moneda única”.
Anddy Sierra Álvarez es un periodista cubano.